sábado, 3 de enero de 2009

¿CONOCES A MILEVA MARIC?




















Es probable que no conozcas a Mileva Maric, pero si al que fue su esposo: Albert Einstein; Mileva fue su primera esposa y maestra. Nace en 1875 en Hungría, de ascendencia Serbia, pertenecía ala Iglesia Ortodoxa – Griega y según la época, era de una clase social inferior a la de Einstein, por lo que los padres de éste se oponían a su matrimonio.

Para 1896, Mileva era la única mujer en la sección de matemáticas y la primera en licenciarse en física en el Instituto Politécnico Federal de Zurich; tenía un carácter taciturno y decidido; según dicen no era muy agraciada y cojeaba a causa de un tipo de artritis muy dolorosa de origen congénito. Mileva y Einsten simpatizaron desde el principio a pesar de la diferencia de edades, tanto fue así, que Einstein le escribe en una carta: “Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, a alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo”. Además ella le dio clases de matemáticas, que nunca fueron el fuerte de él. Sin embargo, no todo era fácil para Mileva; la madre de Einstein que era xenófoba y tradicionalista, la despreciaba y le decía constantemente a su hijo: “Ella es un libro, igual que tú… pero tú deberías tener una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja”. A pesar de todo, ella queda embarazada y se tienen que casar. De su primera hija, no queda muy clara su existencia, ya que algunos autores dicen que la dieron en adopción y otros comentan que falleció al año y medio de edad; luego nacieron Hans y Eduard, este último sufría de retraso mental, lo que le exigió a Mileva más cuidados y no poder así concluir sus estudios. Hasta ese momento nada le había impedido trabajar hombro a hombro junto a Einstein en la teoría de la relatividad de la que incluso existen cartas en que debaten lo que llaman “nuestra teoría”. Con el tiempo, las preocupaciones materiales y la enfermedad de Eduard hacen su relación cada vez más difícil; tanto, que él le impone por escrito “reglas de conducta”, que hicieron aún más sórdida y violenta su relación. Entre dichas reglas se encontraban:

A. Te encargarás de que:
1. mi ropa esté en orden,
2. que se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación,
3. que mi dormitorio y estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.

B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que:
1. me siente junto a ti en casa,
2. que salga o viaje contigo.


C. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:
1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello,
2. deberás responder de inmediato cuando te hable,
3. deberás de abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuando te lo diga.

D. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho.”


En una carta que Mileva Maric dirige a su amiga Helene Kaufler le informa satisfecha del logro alcanzado: “Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido”.

Él se hace famoso y finalmente se separan; ella regresa a Zurich con sus dos hijos y muere en 1948 sola y olvidada. Sin embargo, y aun cuando de la teoría de la relatividad Einstein no le concede crédito a Mileva, le otorga el importe en metálico del Premio Nobel de Física, ocho años después de su divorcio.

Es importante que reflexionemos sobre la presencia de Mileva en la vida del genio, después de todo, el refrán reza así: “Detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer”.